Le pertenece.
Y su sonrisa le pertenece, también sus ojos, su olor, el calor de su rostro, de sus manos, su alegría y su tristeza, su caminar, sus párpados violáceos.
Y su pensar le pertenece, sus ideales, sueños, convicciones, su soledad, su imperfección, su amor, su vida.
Y ser amado también merece y entregar amor porque así es la vida, un círculo de dar y recibir de recibir y dar aunque los personajes no sean los mismos.
Anónimo.
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